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5.11.08

Jueves 13: presentación de ARCHIPIELAGO

Presentación de la novela ARCHIPIELAGO de Heriberto Rodríguez. Jueves 13 de noviembre, 7 pm. en el Centro Cultural de Chile, Barrio Los Yoses, San José de Costa Rica.

Están todos invitados.





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4.11.08

Fotos feas de París

París revisitado

Hace dos meses se relataba en este blog -con el atrevido desenfado de la primera persona- la historia de un personaje que por un tiempo se ganó la vida cantando en el metro de París y sus (des-a) venturas con alguna parisina y su malhumorado hombre.
Hoy publico (de nuevo en primera persona) tres fotos de París revisitado años después por ese mismo personaje. La primera foto: la Gare de Lyon, la estación donde él
tocaba la guitarra; la segunda: el restaurante donde trabajaba es ahora una oficina, no quedó ni rastro del pequeño local de urgentes gastronomías, ni de las hermanas que lo regentaban, ni para el caso de Annette.




















Ah, y la tercera: una foto bonita de la ciudad.

Cambian las ciudades, aunque sean las mismas, cuando ya no esn las personas que alguna vez sirvieron de referencia, de hito o de analgésico para soportar sus aristas hirientes.

3.11.08

La sociedad de los bonobos

La lucha por transferir herencia genética a la siguiente generación ha condicionado socialmente al ser humano, que continua de esa forma atado a la gleba de sus propios genes. Los genes hablan y comandan desde la taimada trastienda interior de cada uno con una voz profunda y convincente que es también la voz de nuestros antepasados.
Los bonobos son una especie de simios mayores dominados por las hembras y que prefieren hacer el amor y no la guerra.


Tienen algunos científicos un interés por estudiar la evolucion, de comprender las raíces con las que, tal vez, se pueda llegar a entender más al homo sapiens sapiens, sus instintos, sus maneras de reaccionar frente al grupo y a los otros, sus motivaciones internas o instintivas. Para ello recurren a dos frentes: unos procuran extraer a partir de los fósiles encontrados conclusiones sobre la conducta de los antiguos homínidos, tarea que demanda extrapolar las conclusiones obtenidas a partir del más nimio detalle a toda la población. La otra corriente procura hecerlo mediante el estudio de la conducta de los grandes grupos de simios; desde ahí, estudiando el comportamiento en la selva o en el zoológico los científicos pretenden llegar a explicar el presente de la raza humana con los hallazgos que pudieran obtener del estudio de la conducta de los monos. Un punto importante lo será descubrir cuál género de simios es el que corresponde a nuestros antepasados, hasta el momento no ha sido posible determinarlo.
Del estudio de grupos de chimpancés, gorilas y orangutanes se han encontrado rasgos muy presentes en los homo sapiens actuales como la violencia, el infanticidio, la testosterona desbordada, el dominio de los machos, las luchas con los grupos externos.
Apenas en 1929 se descubrió la existencia de una especie nueva de simios africanos: los bonobos (pan paniscus) , en realidad, más que descubiertos fueron considerados a partir de ese momento como una especie aparte del chimpancé al que hasta entonces se encontraban confinados; estos monos –similares a los chimpancés, pero más pequeños- presentan unas costumbres completamente distintas a la de los grupos de simios mayores; para empezar son las hembras las que dominan, los machos permanecen durante toda su vida bajo el dominio de sus madres y de la hembras dominantes de la manada, tienen, como los humanos, una separación parcial del celo y de la reproducción y utilizan la actividad sexual para múltiples propósitos, incluso, según creen algunos primatólogos, para obtener placer.
En caso de que dos monos adultos entren en conflicto, en vez de atacarse mutuamente, algunas veces hasta provocarse serias heridas o la muerte como lo harían el resto de los grandes simios, recurren a sus respectivas madres para que ellas resuelvan el conflicto con esa proverbial afección por la paz de las hembras; los miembros de una manada se enfrascan sin el mayor problema en actividades sexuales, incluso como forma de acercarse entre distintos grupos y de resolver los conflictos, así, siempre prefieren un restregón que una pelea. Se podría decir que proclaman aquello de haz el amor y no la guerra. Tampoco se han observado de una forma tan común como en otros grupos de simios, casos de infanticidios; según escribe Frans de Waal , el reconocido zoólogo holandés, en el artículo “Bonobo: sex and society” , publicado en una edición especial de la revista Scientific American (http://www.scientificamerican.com/), esto se debe a la alta posibilidad de que esos cachorros puedan ser, dado la gran promiscuidad imperante, hijos de cualquiera de los machos; (situación distinta a lo que sucede en los grupos de gorilas y chimpancés en los que los machos alfas son los padrotes de más del 80% de las crías) y no sería evolutivamente conveniente que un macho elimine a una cría que pudiera llevar su propia herencia genética.
De esta manera , los bonobos, dominados por las hembras y alejados de las prácticas violentas de los otros simios, conforman un grupo aparentemente idílico mayores, que pasan gran parte del tiempo enfrascados en vigorosas actividades de índole sexual, incluso entre especímenes del mismo sexo. La pregunta es : ¿Sería sensato, entonces, pensar en la posibilidad de que el homo sapiens pudiera derivarse de estos simios hippies? Me temo que no, según De Waal, la base de los grupos de homo sapiens radica en el pacto de fidelidad a cambio de alimento, -como el que practican la mayoría del resto de los simios-; se trata de asegurar que los recursos limitados del macho no se utilicen en el mantenimiento de crías ajenas, es decir que no sean genes ajenos los que sobrevivan a costa de mis recursos y de mis genes; esta premisa condiciona toda la conducta del homo sapiens como animal social.
El esquema de los bonobos con su promiscuidad, con la falta de seguridad que tiene el macho sobre cuáles crías portan su herencia genética, dice el profesor De Waal, está completamente opuesto al de los homo sapiens sapiens. Los humanos en su búsqueda por saber quienes son sus crías no pueden dejar el sexo a la libre, deben limitarlo con ideas y tabués que les permitan tener la seguridad de que están invertiendo sus recursos en el futuro de su propia herencia genética.


Publicado también en La Bitácora del FaroTuerto sobre este tema:
“Las virtudes de la promiscuidad” en: http://heribertorodriguez.blogspot.com/2005/08/virtudes-de-la-promiscuidad.html

Actualización: una interesantísima entrevista con Frans De Waal en Der Spiegel (está en inglés):
http://service.spiegel.de/cache/international/spiegel/0,1518,433327,00.html

2.11.08

La caja de pandora era eléctrica y tenía pantalla

La máquina para hacer Ultrasonidos, inventada por el profesor Marcovsky, se convirtió en Asia en una caja de pandora con enchufe eléctrico. Martin Walker en un artículo en la edición de este mes de “Foreign Affairs” pronostica serias implicaciones sociales y geopolíticas a razón del faltante de decenas de millones de mujeres, que fueron eliminadas antes de su nacimiento al conocer sus padres el sexo del feto.

En los países asiáticos la utilización del Ultrasonido en mujeres embarazadas ha venido ocasionando grandes desajustes entre las tasas de nacimientos de hombre y mujeres. En vez de la proporción “oficial” de la Naturaleza que es de 105 niños por cada 100 niñas, en China la proporción de nacimientos es de 120 niños por cada 100 niñas; en Taiwan es de 119 varones por cada 100 niñas, en Singapur 118 a 100, en Corea del Sur 112 a 100; en algunas partes de la India 120 a 100. Solo en China las autoridades calculan que para el año 2020 existirán 40 millones de frustrados solterones. Ya para 1990, Amartya Sen, el Premio Nobel de Economía de nacionalidad india, notaba “el faltante de 100 millones de mujeres”. Si aquí en Costa Rica, en San Isidro del General existen barrios enteros de mujeres solas -sus hombres emigrados en busca del sueño americano-, que se denominan como los “barrios del sapo triste”, cómo se llamarían entonces las ciudades asiáticas pobladas de hombres solitarios, ¿acaso, “las comunas del falo solo”?

Nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias a largo plazo de este desbalance, no se conocen antecedentes de una situación de esta magnitud. Citada en el mismo artículo, Valerie Hudson, profesora de la Universidad de Brigham Young, sugiere que para el año 2020 sería muy tentador la organización de una una gran guerra en la que muchos jóvenes chinos mueran por alguna (cualquiera) causa gloriosa y patriótica. También se prevé una gran oportunidad para que las organizaciones del crimen organizado desarrollen una gran industria de prostitución para atender las demandas de los millones de solterones asiáticos, esto implicaría la masiva emigración de miles de mujeres de muchas nacionalidades a esos países.

Las guerras del futuro no van a ser por territorios, por religiones o ideologías o por las fuentes del agua, serán por la provisión de mujeres. Esta vez serán millones de Helenas ("Volveré y seré millones", dijo la bella esposa de Menelao cuando Homero no la estaba escuchando, luego esta frase sería intertextualizada, quiero decir citada, por otra persona) por las que se combata, o al menos las que sirvarán de excusa para la guerra. La existencia de millones de hombres frustrados y llenos de testosterona, sin una familia a la cual apegarse sólo puede significar una cosa: violencia, agresión, muerte; esta gigantesca masa sería un campo muy fértil para los delirios de algún líder imperialista y megalómano que encontrará muy fácil impulsarlos a cualquier iniciativa bélica bajo algún pretexto y contando de paso con el incentivo de poder eliminar miles de machos competidores y de, eventualmente, obtener el dominio no sobre una mayor provisión de petróleo, gas natural, hulla, agua o diamantes, sino de cinturas de mujer.

Este el tipo de situaciones para la cual la naturaleza humana no tiene antídoto; incluso por atractivos más banales o con menores implicaciones biológicas se han producido largas guerras. Sólo falta el surgimiento de algún líder visionario que comprenda enteramente la situación y su gran potencial y ¡zas! la chispa puede explotar en cualquier momento.



Ver The Geopolitics of Sexual Frustration en: http://www.foreignpolicy.com/story/cms.php?story_id=3377&fpsrc=ealert060301 )

Hexágono

Descubren ahora en uno de los polos del planeta Saturno una figura en forma de hexágono que nadie comprende. (¿Será acaso que los saturnianos, cansados de la polución y de los gases venenosos de su entorno, decidieron hacer un complejo vacacional polar y que su propio Gehry o Pei o Legorreta o Calatrava tiene una fijación con el 6, y que de esa manera, con ese críptico afán epifánico que se le atribuye a algunos de los grandes arquitectos, nos anuncian ahora a los habitantes de la Tierra el fin del mundo). En el año 2029, Apophis , un asteroide de 250 metros de diámetro, pasará muy cerca de la Tierra; algunos temen que destroce los satélites artificiales, otros que caigan en la superficie ocasionando catástrofes inmencionables que algunos dirán que es el fin del mundo. Para algunos lo será. Para algunos podría ser su Big Crunch cosmológico, la caída en el agujero negro personal, que se hace evidente cuando el ser extinguiéndose comprende al fin, en ese momento de la terminación de su vida, que todo el Universo está compuesto por un solo elemento: él mismo, que en instantes dejará de ser, culminando entonces en un quedo fervor de despedida y de Juicio Final. Ya lo dijo Steven Weinberg : “Entre más comprensible se hace el Universo, menos propósito parece tener”. Es que la muerte es una revelación. Siempre lo ha sido. ¿Y el hexágono de Saturno? ¿Qué explicación nos pueden dar, que no tenga el olor acre del laboratorio de la racionalidad y de la siempre perfectible ciencia? ¿Qué explicación que me levante el ánimo hoy lunes y me alivie y me haga reír? ¿ A dónde están los “ficcionistas” cuando realmente se les necesita?

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1.11.08

Playa Jacó



Recién llegado, el sábado antes del mediodía, lo primero que pude notar en la playa fueron las influencias nocivas de la globalización (levanto mi puño derecho hacia el cielo, en un saludo que también puede ser facista y empiezo a silbar la "Internacional" o algún jingle de Mac Donald's); por causa de lo que ocurre en China (el libro del mundo plano de Friedman ya se hizo viejo en mi altar de libros por leer). Resulta que el exceso no contemplado en el Plan Quinquenal de demanda de materias primas ocasionado por el despertar al consumismo (que termina de enterrrar al comunismo, lo siento, no es otro motivo más solemne) de más de mil millones de chinitos han ocasionado una severa crisis de aprovisionamiento en la industria de la moda de bañadores femeninos que ante la escasez de telas ha decidido heroicamente disminuir la parte de atrás de los mismos, en un esfuerzo digno de todo encomio por no dejar al mundo completamente desabastecido de tales prendas. Desde este Faro Tuerto hago votos para que la crisis productiva se solucione y no tengan los ilustres patricios de la industria del fashion que empezar a disminuir también la cantidad de tela a poner en la parte de delante de la parte de debajo de los bañadores de mujer. Así fue como pude comprobar otro hecho de la vida del siglo veintiuno: la diferencia entre las mujeres que usan sólo un sumergido y contestatario hilo en la parte de atrás de su vestido de baño y las que no lo hacen, no radica en el estado de las carnes y de la piel de persona, ni mucho menos en la edad o el atrevimiento o desinhibición de la persona, sino que radica en la fecha de compra del vestido de baño; todas las mujeres en la playa se podían dividir entre quienes habían comprado su vestido de baño en los últimos meses (coincidiendo con la crisis textil china) y las que habían salvado por más tiempo su vieja prenda de las agresiones de los elementos naturales y físicos y químicos y la conservaban desde hacía varios años, que eran, en esa playa abarrotada, una muy silenciosa minoría. La observación sirvió también para la confirmación empírica de lo que ya se ha dicho antes: “Uno de los rasgos más distintivos de la Cultura Pop Posmoderna es que si antes era más difícil encontrar la piel en el vestido de baño femenino, ahora es más trabajoso encontrar el vestido de baño entre la piel”. Previo a esta conclusión a Fukuyama se le ocurrió decir que la historia había terminado, por supuesto que no había terminado, como el mismo Francis debió reconocerlo tiempo después; sólo estaba, como el hilito, escondida (en alguna cueva de Afganistán o del desierto de Sudán, quizás, pero esa es otra historia). Unicamente en un bar esquinero con un nombre de marcada influencias liverpulianas tenían uno de los televisores -perfectamente visible desde la acera- dedicado al partido del Alajuelense, la multitud del lugar estaba compuesta por hombres con apariencia de extranjeros y por unas doscientas jovencitas dedicadas a la práctica de la segunda profesión más antigua del mundo (la más antigua no es, puesto que era necesario que sus clientes trabajaran en algo -ergo: la primera profesión más antigua- para que pudieran contratar sus servicios). En este bar de Playa Jacó las chicas conformaban una multinacional melànge de sexo trabajadoras de muchas nacionalidades: costarricenses muy jóvenes, dominicanas de bemba colorá y mofongo seco, argentinas que guardaban la bombilla del mate en su bolso, brasileñas morenas que se hacían pasar por dominicanas y ya decían “caltela” y “tostón”, nicaragüenses silenciosas y con la cara triste. Todas hermanadas por el culto al distinguido prócer que aparece en los billetes de cien dólares; no sé cuál es ahora, en el último que me dieron aparecía Tribilín. El personaje principal de la novela “Plataforma” de Houellebecq (no recuerdo ahora su nombre, digamos que se llamaba "Mersault") hace una defensa del turismo sexual, según la posición del personaje, las trabajadoras a menudo provienen de hogares muy pobres, prohibir su trabajo constituiría entonces una confiscación al único factor de producción del que son dueñas: su propio cuerpo. Esa noche las jóvenes salían acompañadas del local a consumar su trabajo formando un fluido muy dinámico que confirmaba la prosperidad del negocio. El partido terminó y yo dejé el local; es un decir, en realidad dejé la acera en donde había pasado más de una hora; en todo el rato no encontré a las muchachas colombianas que había visto más temprano en la playa, demasiada concurrencia en el local, o quizás, en el sentido más sano de la expresión, no fui capaz de reconocerlas con ropa, quiero decir con ese atuendo de luces que como todas sus interpares eran obligadas a llevar por las exigencias del mercado en el que ofrecían –según el decir del Mersault de Houellebecq- su propio factorcito de la producción (la pequeñita o no tanto "esquina del paraíso" que creen poseer). Caminé un rato por una parte de esta calle principal y todo me pareció más aburrido y convencional, ya visto: tipos drogándose en la calle, pleitos callejeros, drogadictos saliendo de las ruinas frente al mar en donde se atrincheraban durante el día, choferes imprudentes, borrachos tambaleándose. En la esquina, a unos veinte metros de donde me hospedaba, estaba una muchacha flaca de cara bonita con minifalda verde de punto que parecía exiliada del bar donde estaban las otras doscientas; un vicioso ataque de tos (casi pude ver su eczema broncopulmonar) le impidió responder mi pregunta, (bahh, no era nada importante, le había preguntado la hora o su tarifa). Me fui a dormir. Tres horas después me despertó el ruido de una persona tosiendo y vomitando en la calle al frente de la cabina me despertó tres horas después, recordé de inmediato algo que aprendí en mi época de Residente: la mayoría de las personas muertas por sobredosis de drogas fallecen atragantadas por su propio vómito; la persona seguía vomitando, yo ya no lograba dormir, me alegré de haber renunciado unilateralmente al juramento de Hipócrates (tenía los dedos cruzados en mi saco al momento de la Juramentación), los estertores de la persona desconocida no cesaban: Ya calláte River Phoenix, le grito levantándome de la cama, este no es el “Viper Room” y quiero dormir, no ve que estoy de guardia toda la próxima semana en el Hospital. Al cabo de un rato los ruidos de las arcadas fueron sustituídos por la sirena de una ambulancia primero y de una patrulla de la policía después. Imposible dormir así. Me levanto, salgo a la calle. La cara de la muchacha flaca de la minifalda verde seguía siendo bonita, aún.

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Norma Jean

Semanas antes de su muerte, Norma Jean posa arropada por el polvo de arroz en el rostro, cobijada por el Channel No.5, protegida por esas absurdas rosas de tela. Ella siempre me ha caído bien, quizás porque fue una mujer que le hizo caso a un escritor, tanto caso que alguna vez se casó con uno, el que la cazó. Siempre es de agradecer que hayan mujeres que le hacen caso a los escritores.

No tenía Norma Jean, como algunos dijeron, seis dedos en su pie izquierdo. Aunque, por tener sí tenía vesícula, en la foto se ve la cicatriz de la operación en la que le fue removida. Norma Jean acuchillada. Las otras puñaladas no se ven, pero son más duraderas. Porque la vida es un dibujo sin borrador, un alma que cicatriza menos que una tripa, una sonrisa que no puede escaparse de los falsos linderos de unos labios.
A principios de 1961 la confinaron en el Asilo de Locos con los pacientes más severamente trastornados, 15 meses después se durmió y no pasó más por la pena de despertarse. Ella misma: Norma Jean, que le cantó al “Mr. President” Kennedy el cumpleaños más famoso de la historia, que fue acusada de provocar el infarto que mató a Clark Gable. Sí, la misma Norma Jean que le hizo caso a un escritor, aunque luego el tipo no dudara en aprovecharse de ella, malos bichos son estos escritores Norma Jean, la verdad es que es mejor no hacerles caso.

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