Descubridores de secretos I
Descubridores de secretos : Steve Levitt (Parte I) y Don Foster (parte II)
Steve Levitt obtuvo recientemente el Premio John Bates Clark como el mejor economista menor de 40 años. Levitt es “un buscador de tesoros”, entre pilas de datos, entre larguísimas series de números, trata de encontrar patrones y descubrir lo que estos significan. En Chicago descubrió con sus arcanas técnicas como los profesores de una Escuela hacían trampa con los exámenes, sus hallazgos concluyentes depararon el despido de 12 miembros del personal de la escuela. En 1999, Levitt intentaba descubrir las razones del dramático decline en la criminalidad en los últimos años en los Estados Unidos, revisando sus series de datos notó que el crimen había empezado a bajar 18 años después de que la Corte Suprema de los Estados Unidos hiciera legal el aborto. Todavía más sorprendido descubrió como en cinco estados el crimen empezó a descender tres años antes que en los otros estados, estos fueron los cinco estados en donde el aborto fue legalizado precisamente tres años antes. La evidencia obtenida por Levitt lo llevó a una conclusión: “el aborto legalizado fue el factor más importante en la detención de la ola de crímenes de la decáda de los ochentas”. Sus conclusiones, respaldadas por los estudios realizados, han sido terriblemente contestadas desde las trincheras de lo moral y del humanismo. La economía es lo que es cierto, no lo que debería ser cierto, se defiende Levitt de sus acusadores. Los abortos practicados, dicen sus detractores, han sido entonces ejecuciones preventivas; así a estos infantes no natos sólo les fue adelantado el castigo que como futuros ciudadanos probablemente recibirían de parte de la sociedad. Esto puede verse como una forma muy práctica de resolver un problema: eliminar a los niños antes de que siquiera nazcan para ahorrarse todos los inconvenientes que en todo caso alguno de ellos (¿cuáles?, cuántos?) causarían, al eliminarlos de forma tan preventiva todos estos problemas ni siquiera nacerían, -nunca dicho tan literalmente-. Si la conclusión de Levitt es cierta, eso sólo sería un patrón más que indicaría el fracaso de las sociedades en su función de formar a sus miembros como personas felices, -una utopía en todo caso- , o, por lo menos, en personas que no se conviertan en una amenaza para sus propios cohabitantes.
Esa evidencia de la sociedad fallida es lo que en mi opinión más resalta de los resultados del estudio de Levitt y lo que más debiera importar.
2 Comments:
Quizás en la línea de Swift, en su "A Modest Proposal for Preventing the Children of Poor People in Ireland from Being a Burden to Their Parents or Country,and for Making Them Beneficial to the Public" (respiro), mi amigo. Es cruel quizás eso de la realidad estadística, sobre todo en la era de la correctitud civil. Al igual que estadísticamente se comprueba que hay más hombres genios que mujeres, sobre todo en las ciencias matemáticas-verdad comprobada por múltiples estudios pero que, por su mera enunciación en una entrevista informal, casi le cuesta el puesto a un prominente rector universitario norteamericano-. Es esta la era en que es inconveniente llamar a alguien cholo, sudaca, negro o wan tan, aunque igual los arresten o no les permitan trabajar. Era donde no se debe ofender a dios, pretendiendo que el azar sea capaz de crear esto que llamamos universo, como si no fuera ofensa suficiente pretender que sea diseño inteligente el que los machos tengamos glándulas mamarias atrofiadas y las mujeres deban arriesgar la vida en cada aparto, a cambio de caminar erguidas. Se acercan tiempos difíciles, Harry.
El chiste sería bajar la delincuencia sin que nadie tenga que morir, combatiendo las causas (que ya se conocen)por las que un individuo, permítanme la obviedad, ya nacido se transforma en delincuente. Creo que aún no se hacen estudios para saber si dentro de esos nonatos asesinados iba un genio. Digo, si se trata de sacar conclusiones estadísticas hay que acordarse de Trilussa, el poeta romano que dijo aquello de los tres pollos comidos por uno solo en una población de dos y que lógicamente daba un consumo de pollo y medio per cápita o peor dicho "per panza".
Xoxen
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