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14.12.05

Descubridores de secretos II



El profesor de Literatura del Vasar College de Nueva York, Don Foster, es un “filólogo forense” que basándose en el estudio del léxico, el fraseo, la puntuación, la ortografía, y los recursos poéticos mostrados; ha sido capaz de identificar los autores de documentos anónimos como el “Manifiesto del Unabomber”, la novela “Primary Colors” y hasta una elegía fúnebre de 1612 parcamente firmada por un tal W.S.

En la novela “Primary colors” se relatan en clave los chismes, las interioridades de la campaña presidencial de Bill Clinton de 1992 (hace unos años la intenté leer en una versión traducida que me regalaron o compré en algún baratillo, llegué hasta el punto en que el personaje que se supone que es Bill Clinton, -me lo imaginaba hablando con ese “growl” sureño del entonces presidente-, le decía a otro personaje antes de un juego de tennis: “¡ Os voy a zurrar la badana!”, hasta ahí llegó mi paciencia con la traducción tan peninsularmente castiza); el autor, alguien que tuvo conocimiento directo de todas las interioridades de la campaña, tuvo la prudencia de firmar como “Anónimo”. Puesto el profesor Foster en la tarea de descubrir el autor de la novela su veredicto fue contundente: “No tengo ninguna duda fue escrita por Joe Klein”, éste, un columnista de Newsweek que había seguido de cerca la campaña, lo negó rotundamente, cinco meses después, abrumado por la evidencias recolectadas por Foster, no le quedó más remedio que aceptar su autoría; la reputación del Profesor alcanzaba su punto más alto. La historia de este descubrimiento es relatada por Foster en el libro: "Author Unknown. On the trail of Anonymous". El “Unabomber” era un antiguo profesor de matemáticas de Harvard que durante años envió atentados explosivos a distintas víctimas, su declaración de principios: “El manifiesto del Unabomber”, abundaba en referencias a la filosofía pop, los témpanos y las bombas; el profesor Foster no tuvo problemas en atribuir la autoría a quien el FBI ya había detenido. El profesor Foster ha trabajado en distintos casos con el FBI, desde el asesinato de una niña, hasta en las notas del atentado de los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, descubriendo los rasgos propios que se dejan en la escritura, indelebles para los ojos de un descubridor de secretos como él.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me ha resultado interesante la historia que se cuenta de Don Foster.

16/12/05 6:09 p. m.  

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