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8.6.06

Huff



La reseña de un crítico de T.V. virtual (virtual porque casi no ve T.V.).

Debo confesar que no soy muy aficionado a las series de Televisión. No es que tenga algo particularmente en contra de estos shows, es sólo que, en su gran mayoría, me aburren.
Ya ha llovido desde los días en que todos los jueves estaba pegado al canal 7 para ver “Dynastía” y han ocurrido muchos jueves, más de mil cien. Luego, han sido muy pocas las series que han logrado apartar a mi débil mente de las morosas mieles del aburrimiento. A ver, que recuerde: la ya para entonces vieja serie del inspector “Columbo” que a veces era posible ver en algún canal; “Cheers”, había una época en que era posible ver todas las noches de entre semana tres emisiones en distintas horas y si yo estaba en casa era capaz de tragarmelas todas; su exitoso spin-off: “Frasier” (pero siempre tuvimos una irresuelta discrepancia de horarios el canal del cable y yo, ahora, ahora a veces hago cuadrar mi tiempo de almuerzo con la transmisión diaria de los reruns del canal Sony); las primeras dos o tres temporadas de “Dawson’s Creek” (sí, lo admito caí en esa melosidad, pero no se culpe a nadie, sólo a Katie Holmes) y de “E.R.”. Más recientemente sólo “The Sopranos” ha conseguido el dudoso honor de mi atención, bueno y durante un corto tiempo fui un fan de la excelente pero ya cancelada “Nip/Tuck”.
El año pasado, sin pensarlo mucho ni buscarlo y con el suficiente grado de casualidad o predeterminación astral con el que se inician los grandes amores, caí –como lo he hecho tan pocas veces en mi vida- en los brazos catódicos de la primera temporada de la serie “Huff ”. El pasado primero de junio inició su segunda temporada en el canal A& E para Latinoamérica, (en Estados Unidos la segunda temporada inició el primero de abril por el canal Showtime). La serie es una apasionante historia (obsérvese el creativo uso del idioma español del autor, ahora sólo falta que siga con “para nadie es un secreto”) que relata sin muchos sobresaltos la vida normal de un psiquiatra californiano (en la foto descalzo a là Mc Cartney), y su familia: el hijo adolescente, la callada esposa, el hermano esquizofrénico, la madre alcohólica que se acuesta con el mejor amigo de su hijo: un obeso abogado de celebridades, la suegra que se está muriendo de cáncer. Eso es todo: sin matoneados, ni asesinos por descubrir utilizando algún extravagante método como la cafetomancia o la angeología o las piedras runas o la interpretación de las formas de las manchas de sudor en las camisas de los cargadores de la fruta del rambotan en los mercados de Bangkok, tampoco tiene muertos que hablan ni personas que los ven ( todos esos herederos tributarios del “ I see dead people...” del “Sexto sentido”), ni bikinis o bimbos o milfs, excepción hecha del personaje de la nueva cliente del abogado que es interpretado por Sharon Stone actuando de sí misma, ah no perdón, actuando de una madura y caprichosa actriz que ha visto mejores días.
En la senda de búsqueda de la redención del personaje principal hay una marcada influencia de temas freudianos, que el guionista se apresura a asumir y a responder, en una escena del segundo capítulo de esta temporada, el abogado (quien porta un cuello ortopédico para sanarse de las lesiones causadas por el mismo Huff cuando lo descubrió en la cama con su madre) le acusa además de ser un Edipo; obsérvese la situación del personaje: el amante de su propia madre le dice que su siguiente paso será sacarse los ojos. Aquí Bob Lowry, el escritor y creador de la serie, muestra no cuenta un tema que subyace en toda la trama, pero no se queda ahí, sino que al poner la afirmación en labios del personaje que justamente es quien se acuesta con la madre de su mejor amigo (una mamá sustituta nada menos) hace doblemente connotativa la afirmación, ¡brillante! Pero no se queda ahí el riesgoso acceso creativo del guionista: la escena es también un ataque preventivo, al poner en boca de un personaje lo que los críticos podrían haber dicho muestra una agudeza y una brillantez que es además muy divertida, antes de que lo dijeran los críticos y los reseñistas ya el tema fue abordadoy nada menos que por un personaje. Genial, de verdad genial. Los guiños continuan y están sembrados en todos los episodios, mientras la trama avanza cautivante y sin que en ningún momento sea predecible, por más que uno intente ponerse en el pellejo del escritor, por más que me empeñe en tratar de adivinar sus intenciones (que como se sabe no siempre son inocentes), por más que trate de levantarle los chingos al plot o de ver sus costuras, la trama se sostiene apelando al riesgo, a las emociones suavemente inducidas, evitando caer en lo predecible o en la tentación del melodrama. A esta impredecibilidad contribuyen los descarados travellings de la cámara que al final no llevan a ninguna parte, como si se tratara únicamente de jugarle una broma al sentido de ubicación de los televidentes, como si fuera un asunto de recubrir a la trama con una capa subyacente de ludismo.
La dirección de arte utiliza las imágenes y los colores de una manera no usual en las series de televisión, por ejemplo en una secuencia del segundo capítulo en medio del claroscuro de una Iglesia en Tijuana aparece una imagen plástica de la madre Teresa en tamaño natural y sin ojos, es un ejemplo genial de un decorado que habla y le agrega tonalidades propias a la trama que ya lo envidiaría el mejor Pedro Almodóvar.
Para acabar: es una serie digna de ver. Ah y se me olvidaba, en mi caso lo mejor que tiene es el horario: aunque va de estreno los jueves (depende de cómo ande la marea de los jueves por la noche yo puedo no estar en casa a esa hora) pero la dan en repetición los domingos a las 8 pm., y en ese horario es un acompañante ideal a la ansiedad que me trae el lunes con su inminente cercanía.

2 Comments:

Blogger Heriberto said...

Nota de actualización:

Se ha confirmado la noticia, Huff es una serie muy buena como para ser vista masivamente y debido a eso se cancelará al terminar esta segunda temporada. Así que habrá que disfrutar de los episodios que quedan que van a ser los últimos.

28/7/06 9:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Será posible motivar a los productores y hacedores de la espléndida serie "HUFF" para que continuen con una saga infinita de temporadas hasta que la muerte lo separe. Tal vez si los bombardeamos con correos suplicantes y amenazadores lo harían.

P.D.

Disculpen la idea; llevo dos días sin dormir, por la ausencia de la serie...

2/10/06 12:56 a. m.  

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