Subdesarrollo y futbol en Costa Rica, Parte II
Segunda parte y final.
El post final, pero no concluyente, sobre el tema del subdesarrollo del conglomerado del futbol en el país.
El futbolito costarricense
Nunca he escuchado a ningún entrenador cubano -la más extraordinaria escuela deportiva de alto rendimiento de Iberoamérica- referirse a sus pupilos como “los muchachos”; siempre son “los atletas” con todos los derechos y las responsabilidades que el término atañe. El hecho de que los entrenadores más distiguidos de un país llamen a sus deportistas de alto rendimiento como “muchachos” es solo uno de los detalles que denotan el atraso, es decir el subdesarrollo, en la industria del futbol costarricense. Los “managers” nacionales demuestran con sus métodos y su visión un incombustible apego por una forma de jugar que tuvo sus momentos de gloria hace 20 años. El sector se encuentra cada vez más largo de la élite mundial, que ha seguido y sigue evolucionando, cambiando la forma de jugar el juego, mientras por estos lados se sigue viviendo en la era del ácido wash. El poderoso subdesarrollo hace que aquí la forma de entender el juego continúe anclada en el casette (ni siquiera en el ya obsoleto CD) de cómo se hacían las cosas en 1986. Veinte años de atraso, veinte años no es nada. Sólo un ejemplo: en el futbol de clase mundial, los jugadores del bloque del mediocampo y la delantera recorren entre 8 y 10 kilometros por partido, en nuestro futbol un mediocampista que recorra 6 kms. es considerado como un virtuoso de “la dinámica”, según el léxico de algún sector de la prensa deportiva local. Lo primero que hizo el entrenador Alexandre Guimaraes en su segunda encarnación como entrenador nacional, fue renunciar a su forma usual de plantar el equipo, olvidarse de la manera como lo hizo en el mundial de Corea y Japón, cuando ese esquema ya tenía 15 años de atraso; luego de su paso de por el futbol mejicano, le entró, posiblemente, el pudor y la vergüenza de que desde Mexico-un país ejemplarizante en el futbol que ha sabido como superar el subdesarrollo, su reciente campeonización en la copa mundial U17 lo confirma-, a donde no había perdido la esperanza de regresar a laborar como D.T., lo vieran a él utilizando esa receta tan obsoleta. Sin embargo, no ha dado muestras de ser capaz de enseñar a sus jugadores el mayor rigor que las más nuevas formas de organizar un equipo requiere en todos los miembros del equipo. Y, entonces, se sigue sin ser capaces de olvidarse del esquema del 5-3-2. Por cierto, dos entrenadores, el galés J.B. Toshack y el argentino Carlos Bilardo se disputan la autoría de este sistema, en boga a inicios de los años 80, (cuando sonaban las canciones de Falco y Cindy Lauper). Bilardo, entonces recién nombrado entrenador de la selección argentina, cuenta que llegó a este esquema como una forma de preparar el camino para su estrella Maradona; era un dibujo ideado con el fin de encontrar el máximo de espacio disponible para las arremetidas de Maradona, permitiendo la subida sorpresiva de los laterales, procurando que siempre estuviera un compañero a cada lado al momento de que el 10 tuviera el balón en medio campo enemigo. No erafundamental en esa época , como lo es ahora, conformar un bloque de especialistas en impedir la entrada al territorio propio recurriendo a un enorme despliegue de fuerza y de pulmones, presionando y restringiendo cualquier intento de libre movilización por parte de los enemigos. En ese momento fue, según lo cuenta Bilardo, una forma de disponer de los recursos del equipo al servicio de una super estrella como Maradona, que al final les deparó el campeonato mundial de ese año. Pues bien todo eso sucedió en el Mundial del 86 ( Bilardo lo repitió en el 90, en el 94 cuando Alemania lo utilizó ya era una reliquia). Aunque nos cuesta pensarlo ya han pasado 20 años, (y pensar que las novias de esa época, sólo ellas y no nosotros, son ahora 20 años más viejas).
Y , ahora ¿quién podrá defendernos? ¿la amistad o la motivación?
"La amistad con los jugadores", dijo la semana pasada el entrenador Guimaraes en ESPN, "es indispensable para entrenar en el futbol costarricense". Hace cuatro años esa fue su propuesta: amistad con un grupo de jugadores líderes –denominados como “el sindicato”- , “motivación” y confianza en las individualidades de algunos jugadores que en ese entonces estaban en el mejor momento de sus carreras. Eso fue todo lo que hace cuatro años se llevó al Mundial como propuesta del Entrenador. Cuatro años después las cosas son distintas. En ausencia de la sapiencia y de otros recursos que el futbol contemporáneo demanda-incluso en mayor medida que hace cuatro años, si no que le pregunten a Mourinho, a Benítez, a Rikjard, a Wenger-, todo queda ahora supeditado a los efluvios mágicos de lo que el entrenador Guimaraes se refiere como “amistad”, y por supuesto a “la motivación”; poco más. Ah bueno y también quedan los milagros.
El post final, pero no concluyente, sobre el tema del subdesarrollo del conglomerado del futbol en el país.
El futbolito costarricense
Nunca he escuchado a ningún entrenador cubano -la más extraordinaria escuela deportiva de alto rendimiento de Iberoamérica- referirse a sus pupilos como “los muchachos”; siempre son “los atletas” con todos los derechos y las responsabilidades que el término atañe. El hecho de que los entrenadores más distiguidos de un país llamen a sus deportistas de alto rendimiento como “muchachos” es solo uno de los detalles que denotan el atraso, es decir el subdesarrollo, en la industria del futbol costarricense. Los “managers” nacionales demuestran con sus métodos y su visión un incombustible apego por una forma de jugar que tuvo sus momentos de gloria hace 20 años. El sector se encuentra cada vez más largo de la élite mundial, que ha seguido y sigue evolucionando, cambiando la forma de jugar el juego, mientras por estos lados se sigue viviendo en la era del ácido wash. El poderoso subdesarrollo hace que aquí la forma de entender el juego continúe anclada en el casette (ni siquiera en el ya obsoleto CD) de cómo se hacían las cosas en 1986. Veinte años de atraso, veinte años no es nada. Sólo un ejemplo: en el futbol de clase mundial, los jugadores del bloque del mediocampo y la delantera recorren entre 8 y 10 kilometros por partido, en nuestro futbol un mediocampista que recorra 6 kms. es considerado como un virtuoso de “la dinámica”, según el léxico de algún sector de la prensa deportiva local. Lo primero que hizo el entrenador Alexandre Guimaraes en su segunda encarnación como entrenador nacional, fue renunciar a su forma usual de plantar el equipo, olvidarse de la manera como lo hizo en el mundial de Corea y Japón, cuando ese esquema ya tenía 15 años de atraso; luego de su paso de por el futbol mejicano, le entró, posiblemente, el pudor y la vergüenza de que desde Mexico-un país ejemplarizante en el futbol que ha sabido como superar el subdesarrollo, su reciente campeonización en la copa mundial U17 lo confirma-, a donde no había perdido la esperanza de regresar a laborar como D.T., lo vieran a él utilizando esa receta tan obsoleta. Sin embargo, no ha dado muestras de ser capaz de enseñar a sus jugadores el mayor rigor que las más nuevas formas de organizar un equipo requiere en todos los miembros del equipo. Y, entonces, se sigue sin ser capaces de olvidarse del esquema del 5-3-2. Por cierto, dos entrenadores, el galés J.B. Toshack y el argentino Carlos Bilardo se disputan la autoría de este sistema, en boga a inicios de los años 80, (cuando sonaban las canciones de Falco y Cindy Lauper). Bilardo, entonces recién nombrado entrenador de la selección argentina, cuenta que llegó a este esquema como una forma de preparar el camino para su estrella Maradona; era un dibujo ideado con el fin de encontrar el máximo de espacio disponible para las arremetidas de Maradona, permitiendo la subida sorpresiva de los laterales, procurando que siempre estuviera un compañero a cada lado al momento de que el 10 tuviera el balón en medio campo enemigo. No erafundamental en esa época , como lo es ahora, conformar un bloque de especialistas en impedir la entrada al territorio propio recurriendo a un enorme despliegue de fuerza y de pulmones, presionando y restringiendo cualquier intento de libre movilización por parte de los enemigos. En ese momento fue, según lo cuenta Bilardo, una forma de disponer de los recursos del equipo al servicio de una super estrella como Maradona, que al final les deparó el campeonato mundial de ese año. Pues bien todo eso sucedió en el Mundial del 86 ( Bilardo lo repitió en el 90, en el 94 cuando Alemania lo utilizó ya era una reliquia). Aunque nos cuesta pensarlo ya han pasado 20 años, (y pensar que las novias de esa época, sólo ellas y no nosotros, son ahora 20 años más viejas).
Y , ahora ¿quién podrá defendernos? ¿la amistad o la motivación?
"La amistad con los jugadores", dijo la semana pasada el entrenador Guimaraes en ESPN, "es indispensable para entrenar en el futbol costarricense". Hace cuatro años esa fue su propuesta: amistad con un grupo de jugadores líderes –denominados como “el sindicato”- , “motivación” y confianza en las individualidades de algunos jugadores que en ese entonces estaban en el mejor momento de sus carreras. Eso fue todo lo que hace cuatro años se llevó al Mundial como propuesta del Entrenador. Cuatro años después las cosas son distintas. En ausencia de la sapiencia y de otros recursos que el futbol contemporáneo demanda-incluso en mayor medida que hace cuatro años, si no que le pregunten a Mourinho, a Benítez, a Rikjard, a Wenger-, todo queda ahora supeditado a los efluvios mágicos de lo que el entrenador Guimaraes se refiere como “amistad”, y por supuesto a “la motivación”; poco más. Ah bueno y también quedan los milagros.
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