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24.6.08

Sonrisas opiáceas

pasan los días: inasibles y leves como polillas. Sí, ella está ahora con sus piernas largas, con su bata blanca de (CENSURADO POR LA ASOCIACION DE PROTECCION A LOS BLOGUEROS IMPRUDENTES: APROBLIM), con su sonrisa larga a prueba de bombas. Tiene un entusiasmo que no disimula cuando me ve (ella no entiende por qué debería hacerlo). Con sus modales amables, con . ¿Podés curarme?, le digo. Y sonríe. ¿Podés aliviarme con tu risa terapeútica?, le digo con demagogia. Y me abraza, ella que siempre ha sido proclive a propinar abrazos , más que yo, que soy de otra época. ¿Me curarás?- insisto en las preguntas y ella responde con las maneras ambiguas de su sonrisa y de sus ojos. Me abraza de nuevo y yo me doy por satisfecho con lo que de ella recibo: su dosis de opiáceos en forma de sonrisas y de “Opium” y de tibieza casta (hace calor húmedo en las tardes de San José, quiero decir: eso explica lo de la tibieza, parte de ella al menos).
Compartíamos un chop suey entero y medio arroz cantonés donde el chino Fan, quiero decir en el Restaurante Palacio de la Luna o “Luna Palacio” que es como literalmente dice el rótulo rojo a la entrada. Ella comía con su entusiasmo incombustible, con su risa a toda prueba, con su mirada que no me pierde detalle, esas atenciones entusiastas de sus ojos, de sus labios, de sus poros, de sus tatuajes de pequeñoburguesa de pueblo, de sus abalorios de joven mujer biencasada, son, por ahora y mientras duren, los mejores bálsamos para ese recurrente mal de mí mismo. Sos mejor que el Paxil, le digo, esta vez –aunque no lo parezca- sin pizca de damagogia y ya más adentrado en el campo de las confesiones. Y ella responde como siempre responderá: con su risa todoterreno que le estira sus facciones agudas, con su generosa incomprensión de lo que me sucede a mí y de lo que le digo, excepto de lo que le pregunto fingiendo mucho interés sobre su oficio de (CENSURADO POR APROBLIM : ASOCIACION DE PROTECCION A LOS BLOGUEROS IMPRUDENTES) .
Y así pasa un rato hasta que nos separamos y luego vuelvo a lo de siempre y ella también, pero lo de ella no será tan malo como lo mío, basta con ver su sonrisa larga tan permanente.

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