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28.6.06

$16.35


Al poco tiempo de abjurar de mi oficio de médico conseguí empleo como “Banquero de Inversiones”, a pesar de la aristocracia que el título pueda evocar, el puesto estaba más en relación con el buen uso de las hojas de Excell y de la calculadora financiera HP 12 C que, robusta y resistente, me acompaña desde los tiempos en los que tenía una novia que tenía unos “brassiers” Triumph o Bolero color salmón que no he vuelto a ver en ninguna parte (digo en ninguno de los vistosos Catálogos de ropa interior que de alguna manera pasan por mis manos, manos, ha salido algo ni remotamente parecido al curiosamente señorial encaje de aquéllos, tan golosamente rellenos y contrastados con el blanco que desde adentro se inflamaba inocente y quizás hasta amoroso). Pronto, empecé a tomarle gusto al trabajo, era, además, mi época de persona diligente, trabajadora y de buenas costumbres, así sin saber ni en qué momento sucedió pronto le estaba dedicando más de 80 horas a la semana al papeleo de los “I.P.O.s”, los “L.B.O.s”, las “equities placements”, y hasta en las operaciones con los luego controversiales “Junk bonds”. A pesar de mi empeño nunca se me invitó a participar como un “deal maker” en las M&A’s que el banco realizaba, en esas funciones mis manos pequeñas y ginecólogas (alguna vez muy curtidas de líquidos amnióticos y sanguazas) siempre fueron rechazadas, es decir no invitadas. Aún así, procuraba pulir mis destrezas negociadoras, aprendí, por ejemplo, la táctica clásica del “Red herring”, esta consiste en llevar a la mesa de negociación dos puntos: uno, el que se defiende y el otro -el red herring- es el punto que no es realmente importante y que se lleva a la mesa sólo con el fin de ceder en él a cambio del primer punto que es el que importa. Un ejemplo hipotético: un presidente de algún país ficticio visita al Papa con dos puntos específicos en su agenda, uno que puede ser el apoyo de la Iglesia a un cierto plan de libre comercio (que es el punto que realmente importa) y el otro (el “red herring”) algo irrelevante para quien lo propone como solicitar un cambio en la postura de la Iglesia sobre la anticoncepción. La contraparte rechaza (algo esperable) el “red herring” pero a cambio se muestra mucho más receptiva con el primer punto, que es el que realmente importa. Hasta aquí el ejemplo, nunca he sido muy hábil para la didáctica. De todas estas cosas pasadas en mi pasado me acordé cuando le hice click en el sitio Pingoat.com al botón que calcula el precio del blog, antes de que diera el resultado me vino a la mente la investigación que hacíamos en el Banco de un coeficiente conocido como el E.V.A. , este consisitía en definir cuánto había hecho aumentar el valor de la empresa la gerencia de una corporación en un determinado periodo, muchos destinos podrían cambiarse gracias a los resultados de esa razón. Hoy cuando Pingoat determina que el precio de mercado de mi blog, iniciado hace casi 11 meses, es de $16.35, me alegro de que ya se me haya olvidado como era que se obtenían esas razones financieras y de haber prestado los libros de finanzas.

26.6.06

La novela de una carilla de Lobo Antunes



“Parecen hechos para imaginarles la vida. ¿Qué harán en casa ahora? ¿Regar las plantas? ¿Tomar manzanilla? ¿Se acordarán todavía del perro que tuvieron? De cuando en cuando, ella recuerda su trabajo en una tienda de ropa. Y ésa es otra novela”


“Y ésa es otra novela”, es decir: una distinta a la que Antonio Lobo Antunes está contando ahora en ese espacio mínimo de una cuartilla; es decir, el autor reconoce impúdicamente que lo que en ese espacio y en ese tiempo está perpetrando no es una “crónica”, ni un “artículo” o un “ensayo”, como clínicamente lo llama el diario que lo publica; es, según la tácita afirmación de su autor: una novela. Y qué novela. Abajo pongo el link para los que gusten leer esa “novela” de una carilla. No se la pierdan.
No debo añadir nada, más que reincidir en el canto de mi envidia y de mi admiración por el estilo único del portugués, sí, único, hasta ha logrado esculpir con su trabajo una prosodia propia, una propia gramática. Sólo los genios pueden, desde el orden de las convenciones, revolucionar con su fuerza creadora ese mismo orden que al principio aceptan y respetan y que luego trastocan: es el orden el que termina tolerándolos y arropándolos en toda su insolencia.

Aquí está la “novela” de una página de Antonio Lobo Antunes publicada el sábado en el Babelia de El País de España, pasen a verla (no se arrepentirán) y luego me cuentan:

http://www.elpais.es/articulo/ensayo/Cohete/lagrimas/
elpbabens/20060624elpbabens_11/Tes/

20.6.06

Sobre porque no abortar con Gravol


Gracias a Google llegan en ocasiones a esta Bitácora personas buscando los más diversos tópicos. (No tiene nada que ver , por supuesto, con el buscador, válgame Dios, claro que no, de paso vaya el cordial saludo a Messrs. Page, Brin y Schmidt, keep-up the good job, guys, see you...) Ayer, sin ir más largo, se recibieron tres visitas de personas buscando información sobre cómo provocar un aborto con Gravol. No sé cuál será el objetivo que impulsa la búsqueda, ni sé si volverá por aquí, pero si en realidad están pensando en dar el paso, (algo lógico de intuir), permitánme que como colega ser humano les diga que todavía quedan esperanzas, que aún y cuando parezca que no existen otras opciones aparte de la que Uds. están contemplando (y también otros métodos para hacerlo, pero eso no lo voy a tratar), lo cierto es que siempre existirán otros caminos aparte del que, en esos momentos oscuros y desesperados, se considera como único. Ya verá como más rápido de lo Ud. cree las cosas cambiarán su sombrío aspecto y todo este pasaje de su vida se verá en restrospectiva como una tormenta por la que se discurrió con miedo y dolor pero también con valentía y esperanza, y de la que se obtuvieron enseñanzas y lecciones para el crecimiento como persona que de otra manera no hubiera sido posible obtener, y todo eso sin necesidad de dejar a nada, ni a nadie tirado en el camino. Animo ser humano, sí, hay esperanzas.

19.6.06

Podría imaginarla, reprise.



Instant (almost) reprise

No es el amor quien muere
somos nosotros mismos
Luis Cernuda


Podría yo, con mi sensibilidad de poeta disléxico o de pintor daltónico, podría yo, con mi abnegada afección por las paronomasias, imaginarla de distintas formas en las que ella sería varias personas pero siempre la misma. Podría imaginarla en la panza de un avión, lánguida y tiesa, dormida en una caja de metal, rodeada de jubilosas maletas de viajeros. Podría imaginarla febril de vitalidad, con su piel quemada con un imposible bronceado del sol pendejo de Boston, sonriendo con los ojos, sus brazos como los de una inquieta niña retozando en el aire, la anticuada profusión del aroma del Caleche rodeándola con agresiva fidelidad, aterida por el frío, caminando por el muelle de la ciudad, observando el horizonte gris y desvaído de finales del invierno, al que ella, sin vocación de profeta, no le ve aires de mal presagio o de tortuoso vaticinio.
Podría imaginarla tendida en las vanidosas arenas de Manuel Antonio o en las mundanas rocas de Junquillal, entregada al sol con la frescura de un traje de baño despoblado y parco que al final de la tarde le dejaba un triángulo isósceles y blanco en el lindero sur de la espalda. Sonriendo y hablando del mundo con esa dulce ingenuidad de quienes nunca aprenden a ser mayores, con la candorosidad única de quienes asisten desentendidos y despreocupados a la eterna y generalizada derrota diaria de la existencia.
Podría imaginarla: valiente y sufrida atada a la vida por las resbalosas mangueras que le entraban por la boca y la nariz, dormitando inquieta y grave, soñando probablemente con caminos nubosos y personajes blancos y caballos alados, la mano árabe de su marido toca su frente que no reconoce y que ahora quema y desalienta. Tendida en ese hospital, luchando por sobrevivir con unas fuerzas de un tamaño en contradicción con su pequeño y escueto cuerpo, aferrada a una negación heroica que estaba llena de vida y de esperanza, justo en esos momentos cuando creer en la vida y en la esperanza es un asunto de temerarios, de indomables, de osados conspiradores. Podría imaginarla junto a mí en algún bar ruidoso de San José, alegrándonos con whisky, el lento vértigo del alcohol lubricando las lenguas presurosas, liberando con calma el Ello, diciéndonos consuelos el uno al otro que sólo servían para consolar a quien lo decía, hablando y hablando del futuro con una certeza como si estuviéramos haciendo teorías del pasado. Nunca llenábamos de exaltación nuestras versiones personales del futuro, ni de desdicha. Podría imaginarla temerosa e impulsiva comprando diez latas de Baygon en el supermercado de Tibás, y ahora quién la defenderá de los insectos en esa cueva fría y húmeda llena de barro rojizo, agreste y pegajoso, en ese campo demacrado donde hasta el punto de fuga es oscuro. Podría imaginarla: pelo corto a la garçon, pomulos adelantados, como una bailarina de danza muy mundana, refinada y llena de lujos, sus ojos marrones proferían miradas fuertes que llenaban todo de actividad y elocuencia, no necesitaba ningún disfraz para parecerse a un personaje de fantasía: un inquieto duende o un lúdico fantasma, habitando siempre en el lado claro de las fábulas. Quisiera ahora imaginarla en un bar, serena, con la expresión despreocupada de quienes vuelven fortalecidos de una agitada tormenta, disculpándose por encender un cigarrillo más, pidiendo otro trago, mirando al pasado con la despreocupada irreverencia de quien se siente ahora a salvo ya de su pernicioso alcance, mala hierba nunca muere le diría yo con sonrisa irónica y seguiría inquisidor y curioso preguntándole los detalles de ese “trip” por las orillas de la muerte; fascinado, con mis ojos y mi boca muy abiertos, la misma expresión en mi rostro con la que interrogaría a un viajero que ha vuelto de un largo y exótico viaje por Cathay o Cipango, y ella, estimulada por la calculada ingenuidad de mis preguntas, hablaría y hablaría. Las huellas de mis zapatos llenos del barro de cementerio, rojizo y pegajoso, recorren toda mi casa como siguiendo un camino sinuoso y predeterminado que se acaba abruptamente al llegar a mi cama.

15.6.06

Sirvieron cordero en la boda de mi amiga.


Me dice mi amiga que yo soy el gestor de su hijo. No es que yo hubiera participado gozosa y físicamente en el dulce ardor de la concepción. No. Resulta que, según ella, una de mis brillantes, pragmáticas y poco obtusas ideas produjo el niño. Sencillo: cierto día sin poder evitar una entendible angustia me consulta- como quien le preguntara a un gran experto, a un mago o a un brujo- sobre cómo disimular ante su nuevo novio la falta del sello imperial. Según su reciente acusación gracias a mi respuesta -por lo demás realista, práctica y, no lo voy a negar, maquiavélica y desprendida de lo que algunos calificarían como consideraciones morales- ahora no sólo va a ser mamá, sino que se casó ayer, con su nuevo novio.Tal es el peligro incendiario de ciertas ideas, se ha visto que nada es más poderoso que una idea a la que le ha llegado su hora de alumbrar. El fruto de mi razonamiento y de mi análisis desprovisto de demasiadas consideraciones emocionales, es decir mi idea, que hasta ese momento no era nada más que algo enteramente abstracto y desechable se va a convertir, según cuentas, en un ser humano; yo soy, por lo tanto, algo así como el padre intelectual y soltero de esa criatura. Sólo a quienes somos del signo zodiacal de Virgo nos suceden este tipo de cosas. Sirvieron cordero en la boda de mi amiga. Me han acusado de muchas cosas y siempre me acusan de otras nuevas, desde ahora vislumbro nuevas lanzas dirigidas a mi costado: incitador, materialista, estructuralista, economicista o artista. Sirvieron cordero en la boda de mi amiga. Lo cierto es que debido a mi papel - no del todo voluntario, eso es algo que deben reconocer en mi beneficio- de manipulador, de poder detrás del trono, de regisseur de un triste sainete, no quiero interrumpir, ni juzgar al recién casado -persona buena de lánguidos ojos pardos-, hizo lo que cualquier hombre hubiera hecho en esa posición. Sirvieron cordero en la boda de mi amiga. Cuando en la calle lo encuentre de nuevo no podré dejar de tener un sentimiento de vana y malsana superioridad, no se dará cuenta de la intervención del largo brazo de mi mente en su vida, ni de mi secreta conferencia con su ahora esposa. Luego me reconvendré a mi mismo con esa rígida gracia que tenemos los masoquistas y fingiré no verlo a él, ni a su esposa color chocolate -mujer ardor de bravías connotaciones-, ni a su hijo que correrá feliz y torpe por la acera y no reconoceré en su lindo rostro infantil aires de pensador inútil atormentado por desinteligencias emocionales, ni de vano evocador de los consejos de turbios pensadores del Renacimiento, ni de ningún otro de esos rasgos con los que yo me podría identificar. Me veré acaso reflejado en la tranquilidad desbordada de sus ojos inocentes, en la paz inmensa de su mirada de niño, en la candidez sin límites de su sonrisa plácida; es que siempre ha sido una ventaja tener un himen elástico en mi conciencia.

12.6.06

Las frases de don Jack Palans Bogarín Vindas

Cuando hace unos meses publiqué un comentario sobre Eduardo Mazo, el argentino que se gana la vida vendiendo frases y aforismos en las ramblas de Barcelona, ver www.heribertorodriguez.blogspot.com/2005/un-vendedor-de-frases-argentino.html , recibí un correo de Jack Palans Bogarín Vindas, un amable lector que consideraba que la forma de ganarse la vida en las calles debía ser algo más de “machos” y no eso de “inventar frasecitas y de meterlas en un librito”. Don Jack Palans Bogarín Vindas está, por ahora, en libertad, fuera de la cárcel de La Reforma y aunque tiene pendiente los juicios por un par de “robertos” (dícese de los robos) y “otras cosillas por ahí”, “espera no volver al tabo por mucho tiempo”. Desde esta Bitácora hacemos votos para que la sociedad le brinde una nueva oportunidad (otra más) al señor Jack Palans y por eso, (y
porque él lo ha pedido en su más reciente correo), publicaré algunas de sus frases.


Aquí está el trabajo que el amable lector don Jack Palanas envió a La Bitácora del Faro Tuerto.

Mañana te diré el secreto en común que no sabés que compartimos.

A lo que de verdad le temo es a la bacteria comesueños.

Mi llanto se estanca en tu piscina pública.

Cuando mi tío ganó el segundo lugar en el campeonato de ruleta rusa no pudo ir a recoger la medalla.

Por vos puedo ser la herida furtiva en tu barbilla, la marca absurda en tu rodilla.

La imaginación del pecado vuela desde el planeta de tus muslos,
hasta la galaxia de tu sexo.

Tu ausencia es solo una claudicación temerosa.

La generalización es una manera muy específica de equivocarse.

Tengo con certeza una duda.

Yo soy el barrecaños de Harvard y la pierna biónica del anciano terminal del Asilo.

Te busqué para que fueras la red del trapecista,
la pastilla del día después
la garganta del tragasables
la cuerda del rescatista o la del cadalso
pero, no sabías que un rumor te necesitaba.

"Porta”, reclamás, “como una porta me tratás”, entonces estábamos los tres en ese parque: ella, yo y la porta que ella cree que yo creo que es.

Me gustan las mujeres que no se esperan al domingo para estrenar los zapatos.

No me gustan las mujeres alérgicas a las sabanas de Motel (o “Push buttom” como le dicen en Panamá al hotel de paso).

No es un secreto para nadie, sólo para los demás.

Por vos también podría ser el diablo que no acepta favores,
el gato que metieron por liebre,
el tango que termina bien,
el indio que reparte la chicha,
el crucigrama que olvidó su solución.

Ese pecado ya no es original, es de los que hacen en China.

De tu sudor me quedan sus colores.

Había una mujer orgullosa de la herencia genética de su padrastro.

Y también puedo ser tu adviento en Barlovento
el zorrillo con olfato privilegiado
el alma de a cero colones
el vértigo del trapecista
un rito pagano
una manzana sin desgano
tu nalga entumecida.

8.6.06

Huff



La reseña de un crítico de T.V. virtual (virtual porque casi no ve T.V.).

Debo confesar que no soy muy aficionado a las series de Televisión. No es que tenga algo particularmente en contra de estos shows, es sólo que, en su gran mayoría, me aburren.
Ya ha llovido desde los días en que todos los jueves estaba pegado al canal 7 para ver “Dynastía” y han ocurrido muchos jueves, más de mil cien. Luego, han sido muy pocas las series que han logrado apartar a mi débil mente de las morosas mieles del aburrimiento. A ver, que recuerde: la ya para entonces vieja serie del inspector “Columbo” que a veces era posible ver en algún canal; “Cheers”, había una época en que era posible ver todas las noches de entre semana tres emisiones en distintas horas y si yo estaba en casa era capaz de tragarmelas todas; su exitoso spin-off: “Frasier” (pero siempre tuvimos una irresuelta discrepancia de horarios el canal del cable y yo, ahora, ahora a veces hago cuadrar mi tiempo de almuerzo con la transmisión diaria de los reruns del canal Sony); las primeras dos o tres temporadas de “Dawson’s Creek” (sí, lo admito caí en esa melosidad, pero no se culpe a nadie, sólo a Katie Holmes) y de “E.R.”. Más recientemente sólo “The Sopranos” ha conseguido el dudoso honor de mi atención, bueno y durante un corto tiempo fui un fan de la excelente pero ya cancelada “Nip/Tuck”.
El año pasado, sin pensarlo mucho ni buscarlo y con el suficiente grado de casualidad o predeterminación astral con el que se inician los grandes amores, caí –como lo he hecho tan pocas veces en mi vida- en los brazos catódicos de la primera temporada de la serie “Huff ”. El pasado primero de junio inició su segunda temporada en el canal A& E para Latinoamérica, (en Estados Unidos la segunda temporada inició el primero de abril por el canal Showtime). La serie es una apasionante historia (obsérvese el creativo uso del idioma español del autor, ahora sólo falta que siga con “para nadie es un secreto”) que relata sin muchos sobresaltos la vida normal de un psiquiatra californiano (en la foto descalzo a là Mc Cartney), y su familia: el hijo adolescente, la callada esposa, el hermano esquizofrénico, la madre alcohólica que se acuesta con el mejor amigo de su hijo: un obeso abogado de celebridades, la suegra que se está muriendo de cáncer. Eso es todo: sin matoneados, ni asesinos por descubrir utilizando algún extravagante método como la cafetomancia o la angeología o las piedras runas o la interpretación de las formas de las manchas de sudor en las camisas de los cargadores de la fruta del rambotan en los mercados de Bangkok, tampoco tiene muertos que hablan ni personas que los ven ( todos esos herederos tributarios del “ I see dead people...” del “Sexto sentido”), ni bikinis o bimbos o milfs, excepción hecha del personaje de la nueva cliente del abogado que es interpretado por Sharon Stone actuando de sí misma, ah no perdón, actuando de una madura y caprichosa actriz que ha visto mejores días.
En la senda de búsqueda de la redención del personaje principal hay una marcada influencia de temas freudianos, que el guionista se apresura a asumir y a responder, en una escena del segundo capítulo de esta temporada, el abogado (quien porta un cuello ortopédico para sanarse de las lesiones causadas por el mismo Huff cuando lo descubrió en la cama con su madre) le acusa además de ser un Edipo; obsérvese la situación del personaje: el amante de su propia madre le dice que su siguiente paso será sacarse los ojos. Aquí Bob Lowry, el escritor y creador de la serie, muestra no cuenta un tema que subyace en toda la trama, pero no se queda ahí, sino que al poner la afirmación en labios del personaje que justamente es quien se acuesta con la madre de su mejor amigo (una mamá sustituta nada menos) hace doblemente connotativa la afirmación, ¡brillante! Pero no se queda ahí el riesgoso acceso creativo del guionista: la escena es también un ataque preventivo, al poner en boca de un personaje lo que los críticos podrían haber dicho muestra una agudeza y una brillantez que es además muy divertida, antes de que lo dijeran los críticos y los reseñistas ya el tema fue abordadoy nada menos que por un personaje. Genial, de verdad genial. Los guiños continuan y están sembrados en todos los episodios, mientras la trama avanza cautivante y sin que en ningún momento sea predecible, por más que uno intente ponerse en el pellejo del escritor, por más que me empeñe en tratar de adivinar sus intenciones (que como se sabe no siempre son inocentes), por más que trate de levantarle los chingos al plot o de ver sus costuras, la trama se sostiene apelando al riesgo, a las emociones suavemente inducidas, evitando caer en lo predecible o en la tentación del melodrama. A esta impredecibilidad contribuyen los descarados travellings de la cámara que al final no llevan a ninguna parte, como si se tratara únicamente de jugarle una broma al sentido de ubicación de los televidentes, como si fuera un asunto de recubrir a la trama con una capa subyacente de ludismo.
La dirección de arte utiliza las imágenes y los colores de una manera no usual en las series de televisión, por ejemplo en una secuencia del segundo capítulo en medio del claroscuro de una Iglesia en Tijuana aparece una imagen plástica de la madre Teresa en tamaño natural y sin ojos, es un ejemplo genial de un decorado que habla y le agrega tonalidades propias a la trama que ya lo envidiaría el mejor Pedro Almodóvar.
Para acabar: es una serie digna de ver. Ah y se me olvidaba, en mi caso lo mejor que tiene es el horario: aunque va de estreno los jueves (depende de cómo ande la marea de los jueves por la noche yo puedo no estar en casa a esa hora) pero la dan en repetición los domingos a las 8 pm., y en ese horario es un acompañante ideal a la ansiedad que me trae el lunes con su inminente cercanía.

5.6.06

Subdesarrollo y futbol en Costa Rica, Parte II

Segunda parte y final.
El post final, pero no concluyente, sobre el tema del subdesarrollo del conglomerado del futbol en el país.


El futbolito costarricense

Nunca he escuchado a ningún entrenador cubano -la más extraordinaria escuela deportiva de alto rendimiento de Iberoamérica- referirse a sus pupilos como “los muchachos”; siempre son “los atletas” con todos los derechos y las responsabilidades que el término atañe. El hecho de que los entrenadores más distiguidos de un país llamen a sus deportistas de alto rendimiento como “muchachos” es solo uno de los detalles que denotan el atraso, es decir el subdesarrollo, en la industria del futbol costarricense. Los “managers” nacionales demuestran con sus métodos y su visión un incombustible apego por una forma de jugar que tuvo sus momentos de gloria hace 20 años. El sector se encuentra cada vez más largo de la élite mundial, que ha seguido y sigue evolucionando, cambiando la forma de jugar el juego, mientras por estos lados se sigue viviendo en la era del ácido wash. El poderoso subdesarrollo hace que aquí la forma de entender el juego continúe anclada en el casette (ni siquiera en el ya obsoleto CD) de cómo se hacían las cosas en 1986. Veinte años de atraso, veinte años no es nada. Sólo un ejemplo: en el futbol de clase mundial, los jugadores del bloque del mediocampo y la delantera recorren entre 8 y 10 kilometros por partido, en nuestro futbol un mediocampista que recorra 6 kms. es considerado como un virtuoso de “la dinámica”, según el léxico de algún sector de la prensa deportiva local. Lo primero que hizo el entrenador Alexandre Guimaraes en su segunda encarnación como entrenador nacional, fue renunciar a su forma usual de plantar el equipo, olvidarse de la manera como lo hizo en el mundial de Corea y Japón, cuando ese esquema ya tenía 15 años de atraso; luego de su paso de por el futbol mejicano, le entró, posiblemente, el pudor y la vergüenza de que desde Mexico-un país ejemplarizante en el futbol que ha sabido como superar el subdesarrollo, su reciente campeonización en la copa mundial U17 lo confirma-, a donde no había perdido la esperanza de regresar a laborar como D.T., lo vieran a él utilizando esa receta tan obsoleta. Sin embargo, no ha dado muestras de ser capaz de enseñar a sus jugadores el mayor rigor que las más nuevas formas de organizar un equipo requiere en todos los miembros del equipo. Y, entonces, se sigue sin ser capaces de olvidarse del esquema del 5-3-2. Por cierto, dos entrenadores, el galés J.B. Toshack y el argentino Carlos Bilardo se disputan la autoría de este sistema, en boga a inicios de los años 80, (cuando sonaban las canciones de Falco y Cindy Lauper). Bilardo, entonces recién nombrado entrenador de la selección argentina, cuenta que llegó a este esquema como una forma de preparar el camino para su estrella Maradona; era un dibujo ideado con el fin de encontrar el máximo de espacio disponible para las arremetidas de Maradona, permitiendo la subida sorpresiva de los laterales, procurando que siempre estuviera un compañero a cada lado al momento de que el 10 tuviera el balón en medio campo enemigo. No erafundamental en esa época , como lo es ahora, conformar un bloque de especialistas en impedir la entrada al territorio propio recurriendo a un enorme despliegue de fuerza y de pulmones, presionando y restringiendo cualquier intento de libre movilización por parte de los enemigos. En ese momento fue, según lo cuenta Bilardo, una forma de disponer de los recursos del equipo al servicio de una super estrella como Maradona, que al final les deparó el campeonato mundial de ese año. Pues bien todo eso sucedió en el Mundial del 86 ( Bilardo lo repitió en el 90, en el 94 cuando Alemania lo utilizó ya era una reliquia). Aunque nos cuesta pensarlo ya han pasado 20 años, (y pensar que las novias de esa época, sólo ellas y no nosotros, son ahora 20 años más viejas).

Y , ahora ¿quién podrá defendernos? ¿la amistad o la motivación?
"La amistad con los jugadores", dijo la semana pasada el entrenador Guimaraes en ESPN, "es indispensable para entrenar en el futbol costarricense". Hace cuatro años esa fue su propuesta: amistad con un grupo de jugadores líderes –denominados como “el sindicato”- , “motivación” y confianza en las individualidades de algunos jugadores que en ese entonces estaban en el mejor momento de sus carreras. Eso fue todo lo que hace cuatro años se llevó al Mundial como propuesta del Entrenador. Cuatro años después las cosas son distintas. En ausencia de la sapiencia y de otros recursos que el futbol contemporáneo demanda-incluso en mayor medida que hace cuatro años, si no que le pregunten a Mourinho, a Benítez, a Rikjard, a Wenger-, todo queda ahora supeditado a los efluvios mágicos de lo que el entrenador Guimaraes se refiere como “amistad”, y por supuesto a “la motivación”; poco más. Ah bueno y también quedan los milagros.

2.6.06

Subdesarrollo y futbol en Costa Rica

Primera parte

Un post inusualmente serio en anticipo de la tempestad que parece asomarse en medio del tan esperado carnaval.

El subdesarrollo

Tiene el subdesarrollo una forma viciosa de perpetrarse, de mantenerse en vigencia. Para eso recurre a diversos mecanismos: nubla el entendimientos de las personas, las despoja en ocasiones de cualquier deseo de mejorar, y, lo que es peor, bloquea el acceso a las esferas desde donde se toman las decisiones a aquellas personas que puedan convertirse en agentes efectivos del cambio, dejando entonces el campo libre para el ascenso y estadía en el poder de aquellos que son los más anuentes a mantener las cosas en el atraso. Es decir, se encarga de destruir a las personas que puedan, desde el poder, combatirlo. Vaya “meme” es este subdesarrollo. Así, las sociedades y las organizaciones subdesarrolladas se dedican a dar vueltas en círculo, mordiéndose la cola, impidiendo que un análisis adecuado se pueda llevar a cabo y haciendo que las soluciones se busquen no donde se puedan encontrar sino donde es más fácil buscarlas.
El cluster del futbol en Costa Rica es un claro ejemplo de subdesarrollo, su nivel se encuentra por debajo del nivel de clase mundial y esa diferencia con el estándar se ensancha cada vez más.
Los performers, es decir los futbolistas, muestran un muy pobre entendimiento del juego, tal y como se practica en los centros mundiales del poder de la disciplina, los entrenadores locales (que jugarían el papel de gerentes de producción) están aún sumidos en una visión antigua de hace dos décadas, ajena a lo que contemporaneamente se maneja y no han demostrado ser capaces de convertirse en los catalizadores del cambio que los practicantes requieren para mejorar y aggiornar su actuación. La prensa especializada es –con excepciones- muy poco conocedora de todo lo que implica el futbol moderno, no hace mucho escuche a uno de los más famosos locutores deportivos (que es como antes se les denominaba) vanagloriarse de como a pesar de que tenía más de veinte años de vivir de lo que hablaba en la radio, él de futbol no sabía mucho, este fue un comentario realmente esclarecedor del estado del sector, sus integrantes han demostrado una capacidad más bien roma para el análisis y la comprensión del papel de los medios independientes en medio del ecosistema. Eso cuando no muestran una sospechosa inclinación hacia una obnubilante pasión partidista, existen sus excepciones, repito. Los dirigentes del ente rector parecen estar más preocupados en sus maniobras para evitar que se realice una auditoría independiente que en cualquier iniciativa para mejorar la situación del conglomerado. Desde la publicación del paper clásico de Michael Porter sobre la competitividad de las naciones se reconoce la importancia de un mercado interno conocedor y exigente para el éxito mundial de un sector, en este caso los aficionados nacionales no pueden catalogarse como un mercado interno altamente enterado o que propugne con sus exigencias y su participación por el mejoramiento del conglomerado. Ya se ha visto el pobre papel orientador de la prensaen en este campo.

La clasificación a Alemania 2006 o el abuso de la aritmética o Borges tenía razón.

En la particular democracia de la FIFA tanto vale un voto de Barbados o de Turcos y Caicos como uno de Alemania; Jack Warner, hasta entonces un oscuro profesor de Trinidad y Tobago, logró con el apoyo de las dos decenas de países caribeños hacerse con el control de la infamosa Concacaf, que hasta entonces había estado en poder de los mejicanos. El resto es historia,Warner, con todos los votos que arrastra, se ha convertido en un valioso aliado del suizo Joseph Blatter, primero en su conquista del poder en la FIFA y, luego, en las escaramuzas que éste tuvo en años recientes con sus interpares europeos de la Uefa y de la asociación de los clubes más ricos, encabezados por el sueco Johansson. Esta lucha de poder se resolvió por goleada a favor de Blatter, en gran medida gracias a los votos de los países de la zona que le procuró el ahora multimillonario Warner; pero, no sólo de pan vive el hombre y la zona de Centro y Norte américa y el Caribe, contó con tres plazas y media para esta edición de la Copa, mientras que la región sudamericana –indiscutiblmente más rica en historia y capacidad futbolística pero que sólo puede aportar a la causa de Blatter 10 votos- sólo dispuso de 4 plazas y media. El beneficio directo de las actuaciones de la iniciativa Warner y sus países caribeños en la democracia fifiana hizo que para esta eliminatoria el camino de la selección costarricense estuviera limitado a superar en la fase final clasificatoria a Guatemala, Panamá y Trinidad y Tobago. No fue un gran logro, ni se consiguió con especial brillo, pero fue suficiente para conseguirnos el campo. Luego, la sagacidad del entrenador alemán Klinsman, que viviendo en California observó con mucho detalles tres partidos eliminatorios de la selección tica, nos puso en el partido inaugural como los rivales óptimos para iniciar con blandeza el camino de la selección anfitriona. Es posible que la mayor capacidad física de los trinitarios, así como la presencia en su banquillo de un entrenador de clase mundial como el holandés Beenhaker haya terminado de inclinar la balanza a favor de nuestro equipo, a la hora de que los alemanes se escogieran sus rivales de Grupo (ya es sabido la técnica de calentar las bolas y poner a un conocido a sacarlas de los recipientes).

En la segunda parte: El futbolito costarricense